De la primera época también
datan hermosos retratos de amigos, nobles, y cortesanos,
todos ellos caracterizados por una técnica pictórica
sumamente elegante.
Esta visión optimista de la vida
cambia en 1792, a raíz de una enfermedad que, finalmente
llevaría al pintor a la sordera total. Su vida
y pintura se tiñen de pesimismo, al cual da rienda
suelta en las tres series de grabados: Los caprichos (1797-1799),
Desastres de la guerra (1810), y Disparates (1820-1823).
Esta época pesimista coincide con
la experiencia dolorosa de la invasión napoleónica
a partir de 1808 con su secuela de horrores. En 1823 Goya decide
abandonar España y se instala en Burdeos donde muere en
1828.
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