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Boletín de la AILCFH

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Entrevista: María Paz Moreno, University of Cincinnati
Publicado en Grafemas Febrero 2006

Entrevista con Julia Otxoa, poeta y narradora

Creo que es grave cuando el escritor
no es testigo de su tiempo

Julia Otxoa, escritora nacida en San Sebastián, se encuentra de visita en Estados Unidos, invitada por varias universidades para hablar acerca de su obra literaria. Otxoa es autora de una extensa obra que abarca la poesía, el relato breve, el ensayo y las artes plásticas. Su obra poética, por la que ha recibido varios premios, ha sido incluida en varias antologías, entre ellas la conocida Ellas tienen la palabra publicada por la editorial Hiperión. Es colaboradora habitual de distintas publicaciones españolas del ámbito literario, entre las cuales podemos destacar Leer, Barcarola, Zurgai o Boletín de Ficciones. Aprovechamos esta oportunidad para hacerle algunas preguntas acerca de su propia obra, de su identidad vasca y de los compromisos que asume como mujer y como escritora.

MARIA PAZ MORENO: Como escritora, no sólo cultivas la poesía sino también el relato y el ensayo.  A la hora de escribir, ¿privilegias un género sobre otro según lo que quieras expresar en un momento dado? ¿Te planteas el elegir un género determinado en función del tema que deseas tratar?

JULIA OTXOA: No, no me lo planteo antes de hacer un cuento o antes de hacer un poema, sino que la inspiración, que puede venir de múltiples motivos, se expresa de una determinada forma, que unas veces es el relato y otras es el poema. No privilegio uno sobre otro, sino que actualmente estoy haciendo tanto poema como relato, como poesía experimental con objetos;  incluso tengo en mente hacer una pequeña obra de teatro.

M.P.M.: ¿Por qué escribes?

J.O.: Es una pregunta difícil, cuando me la hacen suelo responder que es similar a la pregunta de ¿por qué respiras? Escribo porque lo necesito, es una respiración espiritual sin la que no concibo la vida. La escritura es un modo de traducir el mundo.

M.P.M.: Has comentado en alguna ocasión que estás a la búsqueda de lo que llamas “una voz rota” para tu propia escritura poética. ¿Podrías elaborar un poco este aspecto?

J.O.: No me interesan los caminos conocidos. Tanto en la narrativa como en la poesía, cuando una formula de escritura se hace excesivamente conocida deja de producirme satisfacción, ya no me vale como indagación. Me gustan los retos, los experimentos, las nuevas búsquedas en literatura y en creación en general. Las formas tradicionales ya no son válidas,  no son el caos, es preciso buscar otras. A menudo crear en literatura como en otras disciplinas es caminar en la niebla, en la oscuridad  Me interesa la indagación en nuevos lenguajes, innovar, investigar la forma hasta el punto de que el resultado literario sea exactamente aquello que quiero expresar. Y qué duda cabe que son nuevas exploraciones dentro del lenguaje. Se evoluciona en nuevas formas, pero en toda indagación siempre se encuentran huellas de lo anterior. No se avanza saltando en el vacío, sino que toda obra mantiene dentro de su cronología toda una geografía de paisajes espirituales entrelazados.

M.P.M.: ¿En tu opinión, esta reelaboración partiría de modelos de otros autores?

Por supuesto. Yo pienso que la historia de la cultura en general es una asimilación, un recorrido por múltiples fuentes. Me parece que era Borges el que decía que en realidad existe solamente un libro, y que lo que hacemos es, mediante vasos comunicantes, ir vaciando un libro en otro. La cultura es una acumulación de saberes desde la antigüedad.  Y posiblemente, desde el principio de los tiempos las circunstancias han cambiado, pero los sentimientos elementales del hombre no. La experiencia del amor, el miedo a la muerte y la perplejidad ante la existencia se mantienen. Por ello, cuanto somos culturalmente es en parte fruto de cuantos nos han precedido.  

M.P.M.: Tu obra poética ha sido incluída en varias antologías, entre ellas la conocida Ellas tienen la palabra de Noni Benegas. ¿Cuál es tu opinión sobre la proliferación de antologías poéticas de las últimas décadas en España?

J.O.: Por un lado, es posible que haya una moda, porque también hay líneas de moda en el mundo cultural. Pero desgraciadamente, todavía hay muy pocas mujeres en las grandes antologías, las hechas por los santones. Entonces te preguntas: ¿Por qué en la mayoría de esas grandes antologías hay tan pocas mujeres? Por otro lado, yo les tengo cierto miedo a las antologías. He realizado dos en mi vida, y después me han ofrecido hacer otra y me he negado. Creo que es un trabajo extremadamente delicado, es preciso hacerlo con mucho rigor, conocimiento y honestidad. Y lamentablemente no siempre se actúa de ese modo y muchas antologías son fruto de amiguismos o capillitas.

M.P.M.: Hablemos de tus influencias literarias. ¿Qué autores señalarías como claves o referencias de tu propia obra?

J.O.: Según vas evolucionando intelectualmente te interesan autores distintos. Cuando empecé a escribir me interesaban los poetas surrealistas, como Vicente Huidobro o Vicente Aleixandre, César Vallejo, García Lorca, un grupo excelentísimo. También los poetas franceses, como Rimbaud, etcétera. Luego vas cambiando en gustos literarios y no es que te interesen menos, pero vas indagando en otros autores. Es una búsqueda constante. Actualmente podría mencionar escritores poco conocidos para el gran público pero cuya lectura me atrae, porque encuentro en ellos lo que para mí es la literatura de calidad, que por lo general suele ser de minorías. Por ejemplo, hay un autor de origen europeo que vive en Chicago, Charles Chimic, que es muy bueno. Escribe un tipo de  poesía kafkiana con un surrealismo muy roto. Pero cuando me preguntan por las influencias literarias siempre hablo de las diversas fuentes culturales de las que se va nutriendo el pensamiento, que no son sólo literarias. La percepción es como un paisaje de cera en el que se están grabando constantemente mensajes de todo tipo, ahí está luego la sensibilidad y el equipaje cultural para filtrar y traducir todo eso en la obra. Hay una serie de pensadores que me interesan mucho, como Peter Handke o Thomas Berhardt, dos filósofos austríacos que cuestionan el sistema y la idea del progreso actual. A mí personalmente me interesan mucho, además de la lectura de géneros literarios al uso de poesía, narrativa, etc., otros como los libros de botánica o de historia; es decir, otras disciplinas, otros  lenguajes. Por ejemplo, el lenguaje forense está muy relacionado con un tipo de expresión que me interesa a la hora de relatar las cosas que ocurren en mi país.  Recurro también muchas veces a mi querida María Zambrano, a Albert Camus y su Hombre rebelde, porque pienso que en ambos la razón se hace poesía.

M.P.M.: Dentro del panorama literario español en la actualidad, ¿hay algún autor/a o corriente que te interese especialmente?

J.O.: Sí, hay una poética que me interesa muchísimo por la profundidad, la austeridad, la humildad y el rigor con que es realizada, que es la de Antonio Gamoneda. Hay también una poeta gallega que está poco traducida, Chus Pato, pero que está desarrollando una línea que me interesa mucho: la poética de vanguardia. Por otro lado, yo creo que la literatura española actual está en parte estancada en unos moldes tradicionales, estabilizados, poco inquietos. Tal vez mi interés vaya actualmente hacia autores europeos o norteamericanos, porque muestran otro interés por la indagación en otros lenguajes, adquieren mayor riesgo intelectual.

M.P.M.: ¿Qué importancia tiene en tu obra tu identidad de escritora nacida en el País Vasco?

J.O.: Como escritora, concibo a todo creador cosido a una historia, a un contexto. El creador tiene que ser alguien muy inquieto, que esté muy al tanto de lo que está ocurriendo a su alrededor. Me refiero tanto al temblor de una hoja -a la observación de qué función cumple esa hoja en la naturaleza y cuál es el origen e  identidad de esa hoja- como a todo lo que esté pasando a nivel histórico, a nivel de relaciones humanas. Es obvio que a mí como vasca me están influyendo las dolorosas circunstancias por las que desde hace años atraviesa mi país, y lógicamente se reflejan en mi obra.

M.P.M.: Tu escritura refleja una honda preocupación por la problemática social.  ¿Crees que la literatura, para ser moralmente válida, debe comprometerse con la sociedad en la que surge?

J.O.: Yo no me atrevo a ser dogmática en esta cuestión, porque me parecería mucho dogmatizar por mi parte el decir qué escritores son moralmente válidos o no. Pero sí sé cuál es mi lugar en la historia, y mi lugar en la historia es no volver la cabeza hacia otro lado cuando están pasando cosas terribles a mi alrededor. Tengo muy claro que mi propia dignidad está en juego. Ahora bien: yo respondo por mí, no me atrevo a responder por los demás. Allá los otros con su conciencia, pero creo que es grave cuando el escritor no es testigo de su tiempo. Pienso que los intelectuales deben de tener una actitud ética ante el mundo, la investigación estética únicamente como investigación formal es algo demasiado frívolo.

Obra publicada de Julia Otxoa:
 
Poesía
Composición entre la luz y la sombra (1978)
Luz del aire (1982)
Cuaderno de Bitácora (1985)
Centauro (1989)
L’ età dei barbari (1997)
La nieve en los manzanos (2000)
Al calor de un lápiz (2001)
Taxus baccata (2001)
Gunten Café (2004)

Narrativa
Kískili-Káskala (1994)
Un león en la cocina (1999)
Variaciones sobre un cuadro de Paul Klee (2002)

Ensayo
Poetas vascas (1990)
Narrativa corta en Euskadi (1994)

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