Grafemas

Boletín de la AILCFH

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Reseña literaria: Susana Boechat, Argentina
Publicado en Grafemas Febrero 2006

Palabras sobre los días de Ana María Facundo

Este poemario es un bálsamo para el espíritu, un lago quieto a pesar de la vida y la muerte que combaten bajo fondo.

No es un libro de rebeldías a través del grito airado, la denostación, sino el libro de una mujer escritora que bordea los años de la postmadurez y que observa al mundo y a la naturaleza con una clara inteligencia y sosiego en el corazón.

La poesía lírica se torna ya descriptiva o narrativa, pero siempre celebrando el mundo natural y buscando allí los ejemplos para comprender a los hombres.

La gran protagonista, además de la autora y sus perros Spec y Gino, es la casa. Es allí donde transcurren gestos de amor entre la dueña y sus mascotas, es el ámbito de la lectura, del placer de escuchar música; el lugar donde se anidan los recuerdos, el refugio frente al invierno y la escarcha, el lugar donde se reciben las visitas. Singulares visitas de escritores y  grandes artistas, donde tiene lugar la contemplación y el regocijo del alma por parte de la autora; Bécquer, las dos Juanas de América, Quevedo, Santa Teresa, García Lorca. El intertexto aparece aquí y allá, bien ubicado dentro de una factura que tienen las grandes poetas como lo es Ana  María  Fagundo.

Fue para esta crítica una búsqueda inquieta saber dónde estaba esa CASA-HOGAR-REFUGIO. La autora la ubica en un poema, frente al Pacífico, otras menciona al Teide, (entonces suponemos que está en Tenerife), y otras (supuestamente por alusiones a una conocida plaza de la Cap. Fed.) en Madrid. En realidad en el fondo la ubicación no interesa, la casa es símbolo de resguardo ante las agresiones exteriores, y es el lugar donde habitó o habita la autora,  donde reflexiona, piensa, escribe...

No podemos dejar de mencionar los epígrafes que encabezan distintas partes del  libro Palabras sobre los días: Emily Dickinson, George G Vest, George Ceras, Juan Ramón Jiménez, los mismos hacen referencia al perro o cualquier otra mascota que colman la vida de los seres humanos, le ofrecen  su fidelidad, compañía y cariño. En  la forma de tratar la autora a sus perros, flota al leer el libro cierto aire jimeniano, aunque diferente formalmente y por contenido al querido Platero y Yo. Palabras sobre los días  tiene tono propio y originalidad creativa. Ana  María  Fagundo siente nostalgia por los seres queridos desaparecidos, su familia, amigos y por Spec también que ha muerto. Pero transforma el dolor en arte poético y en un magnífico poema (“Repetida visión” 137-138), los evoca en versos antológicos:

Todos están. Todos son. Todos
---------------------------- ------ me acompañan.
en la repetida visión
del hogar acurrucándose
-------------------------en la sombra,
del hogar meciéndose
----------------------en la luz salvadora,
del hogar resistiendo
------------------el paso imparable del tiempo.

El Tiempo, he ahí la línea-eje que recorre los días del ser humano y que la autora  desnuda casi amorosamente describiendo las distintas estaciones, el invierno sobre todo  con el frío  de la soledad y la supuesta  muerte de la naturaleza hasta llegar al despertar de la Primavera. Es decir  el Ciclo Vital  que no se detiene: frente al topo muerto están también las ranas copulando.

Testigo, interlocutor sin palabras, pero con gestos, ladridos, movimientos corporales, Gino ve, escucha, lo que le dice y le muestra Ana María, maestra de la vida.

La preocupación existencial no se limita a ella misma, la autora siente al mundo y sin nombrarlo, se refiere a ese hombre que tiene nombre de matorral  e invade y destruye pueblos más débiles:

Un hombre
------con nombre de matorral
nos anuncia la llegada de la
----------------------primavera.
Sobre un punto
---------especialmente escogido
-----------de este
--------------aterido
----------------y pobre
----------------------planeta
caen
........
........
 
Están cayendo
------millones de bombas
----------sobre
------amedrentados
---------hombres
------------mujeres
----------------y niños.

(“Guerra” 134-135)

Juzga una y otra vez a nuestro universo:

este aterido

------------balón de soledad

que cuelga del infinito espacio.
Esta desolada tierra nuestra que nos dará
------------------------------la muerte.

 (“Los hombres” 132-133)132-133)

Destacamos las connotaciones del adjetivo “desolada” y los sustantivos soledad, vida y muerte.

Las palabras sabiamente elegidas como en todo el poemario con hallazgos formales inéditos, únicos:

------------------A lo lejos,
---------la sierra azucarada de frío
------brilla en un sol tibio de mediodía.

(“Ranas al sol” 124)                                                          

su dulce mano de aire me contenta.

(Ídem 124)

Un frío  seguro de sí mismo
------------penetra su acerado estilete
------------------en la bondad tibia
------------de un otoño que se está yendo.

 (“Caminata en invierno” 123)

Tenuemente la música de los versos
------se aposenta en los sillones
------------y se abraza a las paredes de la casa.

(“Sexta visita” 118)

El viento arrecia
------------------su mordida de ausencia.

(“Visión  en  Primavera” 105)

Hay en el aire
------------una redonda armonía
------ de manzana madura
------------y de naranjos en flor.

(“Nenúfares en flor” 101)
           
------Un sol ralo como deshilvanado.

(“Renovado fulgor” 23)

La casa se acurruca
en la tibia cama del tiempo.    

(“Enero” 15)

------La  soledad
-------nos mece
-----con un hálito
-------maternal
--------antiguo
-----------y
-------- eterno.

(“Ternura” 110)

¿Cuál es la actitud de la escritora ante la muerte?  Es serena, llena de quietud, tal como nos lo dice en estos versos:         

.......................................
el instinto de perpetuación
------es una sorda y ciega
------------victoria temporal
------------------sobre la muerte...

Yo nunca quise esa lucha
------------ni esa victoria...

Cuando me aleje
------en la nave que nunca ha de volver
------que diría el poeta-
de mí sólo quedará
-----------un insignificante olvido
------palpitando contra el tiempo

(“Perpetuación”  99-100)

Ante el absurdo del ir y venir del tiempo frente a  las ilusiones y esperanzas humanas exclama que la única salvación es la palabra, refugiarse en la comunicación y la poesía.

Absurdo...absurdo...
------¡pero aún queda la palabra!

 (“Vida” 61)


La tiniebla es símbolo de dolor y la luz  símbolo de alegría, aunque a veces decaiga ante tanta oscuridad propia y del mundo:

Yo ya no sé qué hacer
con toda esta tristeza
.....................................
yo ya no sé qué hacer
------------con esta tiniebla
que ha invadido la luz
 ------------------------de la casa. 

(“Tristeza” 64-65)

El  poema final del libro es una alegoría donde se ve en otro plano trascendental a Spec, Gino y ella misma en un campo “encendido de girasoles” donde se encuentra con los grandes pintores de la humanidad (Van Gogh, el Bosco, Velázquez, Zurbarán, Murillo, Goya, Vermer, Miguel Ángel, Reynolds, Picasso, Dalí, Carmen Laffón). Los últimos versos son como el aleluya de un himno, el hallazgo de la clave buscada: la salvación del hombre. Reproducimos un fragmento del mismo:

Spec, Gino y yo
---------lo sabemos
en la nota
en la palabra
---------en el pincel
y en el cincel
hemos estado,
------------estamos,
------estaremos
------------y eso nos justifica
------------------y nos salva.

Compartimos tan bellos conceptos con la autora.  Palabras sobre los días es un destello de luz dentro de la poesía escrita en español.

Bibliografía
Fagundo, Ana María. Palabras sobre los días. El Ferrol (Galicia): Colección Esquío, 2004.

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