Grafemas

Boletín de la AILCFH

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Melvy Portocarrero, Bradley University
Publicado en Grafemas diciembre 2010

“La Llorona: Un mito cultural de la mujer latinoamericana del siglo XXI”

 

La historia sobre la leyenda colonial de La Llorona como la madre fantasmal que deambula de noche sufriendo por la pérdida de sus hijos, se encuentra plasmada en la última novela de Marcela Serrano, pero desde un ángulo más contemporáneo.

La novela La Llorona, escrita por Serrano y publicada en el 2008, es la travesía que inicia una mujer con el propósito de saber lo que verdaderamente ocurrió con su hija recién nacida. A diferencia de la versión original, el texto se enfrasca en temas que convergen en la problemática de la desaparición, la venta y la adopción ilegal de niños y de órganos en nuestros países. Asimismo, la escritora chilena recrea fielmente la realidad de la mujer pobre latinoamericana, engañada o abusada por su marido y cuyos derechos no son reconocidos por sus propias sociedades.

El mito de La Llorona cuenta con diferentes versiones en los países latinoamericanos, aunque quiero enfatizar que en la tradición chilena la leyenda de La Llorona tiene casi las mismas características que la versión mexicana. Es el fantasma de una madre que produce un grito desesperado de noche en busca de sus hijos. Sin embargo, existen un par de variaciones en esta versión, una es que: “se dice que llora eternamente porque le quitaron a su hijo de sus brazos a muy corta edad… como castigo por el descuido que la llevó a perder a sus hijos, roba los hijos de otras madres, confundiéndolos con los suyos” (Wikipedia).

La protagonista principal de La Llorona es una mujer pobre que sufre la desaparición/muerte de su recién nacido en un hospital del estado y decide luchar contra todo el sistema por saber la verdad de lo sucedido. Creo que es preciso explicar que la protagonista y narradora de esta novela, de naturaleza autobiográfica, no tiene nombre. La ausencia de éste tiene el propósito de darle más universalidad a esta mujer que podría ser cualquiera de nosotras.

La crítica Domino Renée Pérez en su libro titulado There Was A Woman: La Llorona From Folklore To Popular Culture explora el fenómeno del mito de la Llorona desde una perspectiva de la cultura popular. Teniendo en cuenta los postulados de Pérez el propósito de su estudio crítico es investigar cómo se rearticula este mito cultural en la obra de Serrano y demostrar que es un símbolo de resistencia de la historia ignorada de los marginados. En cuanto a este tema hay que puntualizar, como bien lo afirma Pérez, que:

… she is a revolutionary engaged in a cultural battle for the liberation of women’s minds, bodies, and spirits. La Llorona both epitomizes and represents, in all of these productions, the articulation of a contemporary struggle or lucha. At times she haunts the cultural landscape of our imaginations, reminding us of the necessity and consequences of acting out against oppression, but she also teaches us how to use our voices, whether wailing in protest or shouting in liberation, so that we may actively shape new cultural and social realities. (73)

Los argumentos presentados por Pérez al describir el símbolo de La Llorona como una revolucionaria involucrada en una batalla cultural por la libertad espiritual, mental y social de la mujer, calza perfectamente con la lucha en la que se enfrasca la protagonista de esta novela. Su propósito es protestar y rebelarse ante la injusticia social que la rodea para llegar a la verdad, cambiar esa opresión y aprender a usar su propia voz, y de esta forma ser capaz de educar a otras mujeres con la meta de edificar nuevas realidades sociales y culturales.

Una de las declaraciones más poderosas articuladas por la protagonista es: “Ser pobre es tantas cosas además de la falta de dinero. Me lo enseñó mi padre en la infancia y lo repitió ahora...No sería la primera vez que a una mujer sin recursos la dejan sin el cadáver de su bebé. Eso dijo mi papá” (23). Esta protesta presenta la situación de miles de seres humanos en nuestros países que por no tener acceso a la educación, atención médica privada, a las mismas oportunidades que una minoría privilegiada disfruta son víctimas de abusos, desigualdad social, racismo e injusticias que debieran estar abolidas en el siglo XXI. Esta es la base para el despertar de la narradora al inquirir las verdaderas circunstancias de la desaparición de su hija.

Gonzalo Araya I. comenta en relación a la trama de la novela:

La historia es potente y creíble. El robo de bebés recién nacidos desde hospitales públicos para traficar con órganos o entregarlos en adopción a familias poderosas, abusando de la ignorancia, miseria y pobreza de la gente más humilde es un tema que ha pasado y probablemente seguirá pasando en nuestro país y en Latinoamérica en general. (1)

De acuerdo con Araya, es evidente que esta novela intenta despertar una concienciación social que es absolutamente necesaria en los países latinoamericanos, sobre todo en las mujeres, y que concuerda con la posición crítica de Domino Renée Pérez en cuanto a su estudio del mito de la Llorona: desenmascarar y problematizar mecanismos de subordinación en relación a las mujeres que pertenecen a clases sociales marginales.

El tema de la hermandad femenina es palpable a través de todo el texto empezando por la comunidad de mujeres pobres que se forma casualmente para apoyarse y ayudarse en el cuarto del hospital público durante las horas previas y posteriores al parto. Además, es esencial resaltar la organización de mujeres, liderada por la narradora, que se establece para denunciar ante el país el robo de recién nacidos. La protagonista lo afirma: “Viví toda esa etapa rodeada de mujeres. Y como si todas cupiésemos en un gran abrazo, me sentía protegida por ellas” (65).

Por otro lado, esta misma caracterización de unión en el universo femenino se da en el título de cada uno de los cuatro primeros capítulos con la referencia a “I. Ella” (la narradora/protagonista), “II. Olivia” (la abogada de una ONG), “III. Elvira” (la protege y le facilita el escape del manicomio) y “IV. Flor” (le ofrece su casa como refugio y la asiste en su huída de la ciudad hacia el campo). Todas ellas son aquellas mujeres que le dieron la mano a la protagonista en las diferentes etapas de su despertar político y social y que la ayudaron durante los momentos más críticos de su existencia. Simultáneamente, el proceso de la escritura se convierte en su propio instrumento de lucha a través de la cual puede exteriorizar su experiencia de vida, su naturaleza de mujer, sus amores, su relación con el mundo, sus logros, sus frustraciones, sus sufrimientos y su desesperación en la vida.

Dentro de esta congregación de compañeras, hay una en particular que proviene de la clase acomodada, Olivia, quien facilita la transformación de la protagonista: “… pregunté a Olivia por qué lo hacía. Conviene destapar cualquier tema que haga al país más decente, respondió… los países pobres somos además corruptibles y la corrupción es la enemiga mortal del desarrollo” (51). La novela no se dirige sólo a las mujeres sino que la meta es cambiar la naturaleza de nuestros países para progresar.

Con respecto al tema de la transformación social, La Llorona incluye también la perspectiva del hombre de acción decidido a todo con tal de provocar una reacción que dé lugar a cambios. Este hombre, cuyo nombre también desconocemos, desarrolla una deliciosa y trágica historia de amor con la protagonista, él es descrito como “Un intelectual. Con educación universitaria, bien formado” (120) y se convierte en un líder revolucionario que introduce a la protagonista a la lectura y despierta su curiosidad por aprender:


Le pedí un libro prestado. Le conté que nunca había leído uno entero. Me trajo unos relatos. Luego otro y otro más. Diluvios eternos, generales fracasados, casas tomadas, crímenes en la selva. Cualquier duda se la preguntaba… La lectura era un cúmulo de sensaciones, entendí yo… Otros hombres y mujeres, otros países, otras muertes. Sin moverme de la cama. Inofensiva, entregada, protegida, volaba hacia la aventura… cuando se lo dije, me pasó una novela… Entre una novela y otra me habló del continente, de sus maravillas y sus miserias. Yo le hacía preguntas y pedía perdón por mi ignorancia. (32)


Todo este desarrollo se inicia como una inocente curiosidad pero cuando la narradora se ve ante la desaparición de su hija se transforma en una luchadora con hambre de justicia, no sólo para ella sino para todas las mujeres en general.

Cuando la protagonista encuentra de una forma casual o cree haber encontrado a su hija – digo esto sobretodo si se considera una de las variaciones mencionadas al principio de este estudio sobre el folklore chileno en referencia a que la Llorona roba los niños de otros al creer que son los suyos - es tildada de loca. Por el hecho que reacciona como una leona en defensa de su cría, ya que da la casualidad que el padre adoptivo de dicha niña es el ministro del interior del país y por ende tiene a todo el sistema judicial en contra de ella. Es en este momento cuando la protagonista es identificada como una mujer desequilibrada.

Cabe enfatizar que según la catedrática mexicana Marcela Lagarde en su libro Los cautiverios de las mujeres, madresposas, monjas, putas, presas y locas define la locura femenina y el malestar de la cultura como:

Es evidente que las diversas locuras surgen como producto de las dificultades de los sujetos para vivir a partir de contradicciones no reconocidas como tales, y que los desbordan. Éstas les imponen límites y restricciones, y desde luego un sinfín de impedimentos para cumplir con aquellos deberes estipulados social e ideológicamente en los estereotipos de identidad. (700)

Recordemos que la protagonista desde un principio trata de enfrentarse al status quo para edificar su propia voz y ser escuchada pero cuando se ve encerrada en una institución mental cree estar perdida:

Fui decretada fuera de mis cabales y sentenciada a seis meses de prisión sin libertad condicional por necesidad de tratamiento psiquiátrico. Sin ese tratamiento resultaba un peligro para la sociedad. A los locos se les teme. A mí me inspiraban piedad. Su miseria era triste, tan triste… Difícil de entender, la locura. Así será el infierno: sin redención. Para aquellas mujeres no la había. Y yo, a fuerza de ser tratada como loca, perdí las ganas de ser cuerda… Dejé de hablar. Dejé de lavarme…. (110)

El estado mental en el que ha sido clasificada por el sistema que tanto la limita de acuerdo al estudio de Lagarde, le impide lidiar con las ‘contradicciones sociales’ que la rodean y que la quieren forzar a callarla y a nulificarla con el propósito de que no altere la norma social.

A diferencia del resto de la novela, el último capítulo titulado “Hoy” es relatado por un narrador omnisciente, e incluye un final abierto pero con un trágico simbolismo en el que la protagonista ha secuestrado a su hija y se la ha llevado al campo a que conozca a sus abuelos y el hogar de su madre. Sin embargo, como el narrador dice:

Ella y la niña riendo porque nadie dará con ellas, ella y la niña riendo porque, si lo hacen, aún así, no se separarán…Con esas mismas manos detiene los negros presagios. Los empuja, como el firmamento a las nubes turbias una vez pasada la tormenta. Se han ido. Sucias, desganadas, caprichosas, no han tenido más remedio que partir. Y, entonces, el cielo. O el eco del cielo. Cuán azul ha quedado. (169)

Estas poéticas palabras de la novela, cierran la historia, dejándola abierta a diferentes interpretaciones. Quiero resaltar que Domino Renée Pérez afirma en su estudio que “La Llorona… represents not only her prominence as a cultural figure of femininity but her potencial to evolve beyond tradicional feminine constructions” (35). Prueba de ello son los personajes femeninos construidos por Marcela Serrano en esta novela, que como siempre propone una comunidad de hermanas fuertes, capaces de organizarse, crear su propia voz para que los medios y su entorno social reconozcan sus problemas, y de esta forma lleguen a una solución. Además, en concordancia con la declaración de Renée Pérez, en su novela Serrano representa mujeres que rebasan los modelos tradicionales, tienen la inquietud de superarse y empujar los límites para lograr ser seres productivos en una sociedad mejor.


Obras citadas
Araya I. Gonzalo. “La Llorona de Marcela Serrano”. Ni ciego ni sordo ni mudo: espacio dedicado a la literatura. Sábado 26 de abril de 2008. Web. 19 Oct. 2010.
<http://garaya.blogspot.com/2008/04/la-llorona-de-marcela-serrano.html>.

Lagarde, Marcela. Los cautiverios de las mujeres, madresposas, monjas, putas, presas y locas. Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1993. Print.

“La Llorona”. Wikipedia. N.p., n.d. Web. Feb. 21, 2009. <http://en.wikipedia.org/wiki/La_llorona>.
Pérez, Domino Renée. There Was A Woman: La Llorona From Folklore To Popular Culture. Austin: University of Texas Press, 2008. Print.

Serrano, Marcela. La Llorona. Nueva York: Harper Collins, 2008. Print.

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