Grafemas

Boletín de la AILCFH

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Entrevistas: Mara Lucy García, Brigham Young University
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ublicado en Grafemas diciembre 2007

Hablemos con Gaby Vallejo Canedo

vallejoGaby Vallejo Canedo nació en Cochabamba, el 24 de septiembre de 1941. Hija de Oscar Vallejo y Carmela Canedo, ambos de la provincia de Tarata. Estudios primarios y secundarios en escuelas estatales. Estudios profesionales en la Normal Católica y la Universidad Mayor de San Simón. Casada, tres hijos. Primeras publicaciones en la prensa nacional en 1966. Publicación de la primera novela Los Vulnerables en 1973. Intensa producción: novelas, cuentos, ensayos, relatos para niños, estudios sobre diversos temas. Entre sus libros se cuentan: Hijo de Opa, Juvenal Nina, Detrás de los sueños, Mi primo es mi papá, Manual del promotor de lectura, En busca de los nuestros, La sierpe empieza en cola, Encuentra tu ángel y tu demonio, etc. Presidente por varias gestiones de la Unión Nacional de Poetas y Escritores, del PEN -Bolivia o filial de la Asociación Mundial de Escritores. Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua. Conferencista, panelista, tallerista en diversos congresos de Literatura, Lectura, otros. Premios: Nacional de Novela Erich Guttentag, Bolivia, Literatura Juvenil, Ministerio de Educación, Bolivia, Dante Alighieri, Venecia. Italia. Al Pensamiento y la Cultura, Sucre Bolivia. Promoción Mundial de Lectura, Bolognia, Italia. A continuación reproduzco nuestra charla literaria.

Mara García: ¿Cómo ha sido tu formación literaria?
Gaby Vallejo: Estudié la carrera de Literatura y Lenguaje en la Normal Católica de Cochabamba, Bolivia. Posteriormente hice un diplomado en Literatura Hispanoamericana en el Caro y Cuervo de Bogotá, Colombia. El resto de mi formación literaria vino por mi sed de leer, aprender y actualizarme.
García: ¿Qué representa el acto de la escritura para ti y cómo elaboras tu obra?
Vallejo: Escribir es un acto vital. Me ha acompañado desde muy joven, desde el primer dolor de amor a los 15 años, cuando descubrí su poder liberador y subyugante al mismo tiempo. Me ha ayudado a clarificar el mundo, tanto el interior como el de afuera. Me ayuda a intensificar lo invisible, que nos habita en los sentimientos y las sensaciones. Me atrapa por muchas horas cada día. No concibo la existencia sin la escritura. El proceso de construcción es diverso, dependiendo de  cada género literario. Generalmente, para escribir una novela, me persigue por largo tiempo un tema, que en principio es apenas un conjunto de emociones ambiguas, de ideas imprecisas, desordenadas. Cuando se clarifica, empiezo a escribir sin ningún esquema, casi a borbotones. Una  intensa emoción me acompaña y siento que se está armando algo nuevo que estaba esperando adentro. Y sigo, siempre al impulso de lo que las mismas palabras lo alimentan. Escribo mucho, como salga. Parece que sucediera un desborde. Es difícil parar. Muy después llegan las relecturas, las preguntas, las mutilaciones de las palabras que a su vez generan otras etapas de incontinencia, de escrituras desordenadas, precipitadas. Con frecuencia me doy cuenta que escribí lo que no había imaginado al principio: un relato distinto. Es que las palabras, los sucesos que ellas narran son casi autónomos, me ganan, se imponen. No me dejan opciones. La experiencia directa, los recuerdos, ocupan un espacio significativo en mi  escritura. Luego viene la investigación, la comparación con la  realidad, la complementación. El proceso de revisión es posterior, es más cerebral, más exigente.
García: ¿Cuándo empezaste a escribir y cuál fue el detonante que te llevó a hacerlo?
Vallejo: Ya lo dije, a los 15 años. El detonante: un amor inocente que fue prohibido. No sé cómo, tomé un lápiz y empecé a escribir. Fue un descubrimiento. Aunque se intensificó el dolor al momento de escribir, se produjo una descarga. Así escribí por años. Muy después, derivé a otra escritura,  aquélla que provenía de las provocaciones del  mundo exterior, desde los otros. También fue constante.
García: ¿Cómo desarrollas a tus personajes femeninos? ¿Tienes el mismo tratamiento para los personajes masculinos?
Vallejo: Fui una niña rebelde. Como adolescente me volví más crítica y claro, no podía estar ausente el comportamiento machista de los jóvenes frente al cual asumí una posición. Algunos de mis personajes femeninos, como “Cecilia” en La Sierpe empieza en cola, e Isaura en Encuentra tu Ángel y tu Demonio, tienen mucho de mí, me representan. Por tanto se desarrollan con mis ideas, mis experiencias. Otros personajes femeninos como Ángela, en Hijo de Opa, María en Los Vulnerables, provienen de personas conocidas que  me han prestado, parcialmente, su vida, sin que lo sepan. Para el tratamiento de los personajes masculinos, creo haber trabajado sobre  estereotipos, el matón, el traidor, el seductor. Es  el recuerdo de personas que corresponden a los estereotipos, lo que los alimenta.
García: En tus textos muestras una gama de mujeres y sus diferentes estereotipos. La abuela Candor y la nieta Cecilia son mujeres fuertes, que rompen con los parámetros tradicionales.  ¿Qué representan estas mujeres fuertes en La sierpe empieza con cola?
Vallejo: La abuela Candor existió. Mi madre la había conocido, con toda aquella historia del hermano asesino y de la lengua de la venganza. Siempre me fascinó que una mujer de principios del 1900 fuera tan segura y dominante. Le pedía que repitiera la historia. En la novela  permite un hilo conductor en el tramado del tiempo entre dos mujeres, que se parecen Candor y Cecilia y el contraste de la hija de Candor y madre de Cecilia, que cede ante la fuerza del machismo, que reproduce al común de las mujeres de mi país. Con estos  personajes femeninos busco vasos comunicantes con las mujeres lectoras. Tú lo has captado perfectamente.
García: Uno de los temas recurrentes en tus obras es el machismo ¿Piensas que es un problema fuerte en Bolivia?
Vallejo: No sólo fuerte, sino difícil de desestructurar. Las mujeres, muchas, hemos asumido con fuerza una nueva situación. Sabemos que es “nuestro tiempo” y que estamos “recuperando el espacio que la humanidad nos debe”, pero los hombres de mi país no leen teorías, ensayos, novelas, que desarrollen los temas. Existe un sistemático rechazo a todo lo que tenga que ver con “feminismo” o libros escritos por mujeres. Entonces siguen siendo una muralla. Esa mitad del mundo que necesitamos, no cambia. El cambio es leve. Sin embargo existimos, algunas ocupamos nuestro sitio, ejercemos nuestros derechos.
García: Noto que la comida y sus referencias están presentes en tu obra... ¿Es adrede o no ese empalme de comida y literatura?
Vallejo: Jamás me di cuenta. Tal sea porque mi ciudad, tiene fama de ser la ciudad de Bolivia donde mejor se come, o tal vez porque, inconscientemente aparecen comidas que las he estudiado en un pequeño libro mío titulado “Comidas y Bebidas Indígenas en Cochabamba”, o tal vez porque quise que el mundo de Isaura, fuese llenado también de ese placer que es comer. Me sorprende tu pregunta y la pensaré.
García: ¿Piensas que existe una diferencia entre escritura femenina y masculina?
Vallejo: Sí. Existe. Si bien en lo esencial, somos seres humanos con las mismas potencialidades,  y experiencia vitales, históricamente somos construcciones sociales, ideológicas acaecidas en el tiempo, en miles de años. Nos han enseñado a ser mujeres, a ser hombres. Eso implica centenares de comportamientos, decisiones, elecciones desde “la mujer” o desde el “hombre”. Entonces, escribir es transferir esas diferencias al texto.
García: En Encuentra tu ángel y tu demonio, presentas al personaje central Isaura que se embarca en un viaje de aprendizaje y descubrimiento desde su niñez. Es una mujer que se refugia en la imaginación, la escritura, la radio, la telepatía, la naturaleza etc. para realizarse como mujer y lograr su fusión con Darío ¿Cómo nace el personaje central Isaura de este libro?
Vallejo: Decidí, de pronto, apartarme de las mujeres sufrientes de  mis otras novelas. De ahí la aparición de las sensaciones del cuerpo como espacio del placer. Soy yo, mi madre, otras mujeres que conocí. Muchas amigas lectoras tomaron a Isaura como un modelo de reconocimiento de su propio cuerpo y del derecho al placer.
García: Uno de los aspectos de Encuentra tu ángel y tu demonio es el espacio. No sólo comunicas con las palabras sino también con el espacio, las omisiones y los blancos ¿Qué esperas de tus lectores?
Vallejo: Eso mismo que dices: que la narrativa, las omisiones, los blancos sean llenados por los lectores a partir de las mínimas sugerencias, de lo implícito. A mí me fatigan las descripciones. Siento que la intensidad se bloquea. Entonces busco que el lector añada el espacio que quiera a partir de indicios, sugerencias. La carga de experiencias del lector añade sin duda lo que falta y tal vez, es más rica que si la tuviera descrita.
García: Tu libro Hijo de Opa, llevada al cine como Los hermanos Cartagena ha tenido muchas reediciones. ¿Cómo se germina el libro? En Bolivia a qué se le llama Opa ¿Es una indígena retardada?
Vallejo: El libro nació del dolor y del miedo de un país en dictadura. Fue la rabia el principal motor de la escritura. Había muchos muertos, muchos torturados. De ahí la violencia, la fuerza, el horror de las páginas. Opa, en Bolivia es un insulto que lleva la connotación de persona retardada mental.
García: ¿Qué representa Martín en Hijo de Opa, el cual a pesar de haber vivido la violencia desde niño, anida la nobleza en su ser?
Vallejo: Martín inicia su conocimiento de la ciudad con resentimiento, es víctima de una familia de terratenientes, por eso se implica en grupos sindicales, revolucionarios. Pero es un indígena quechua, raza esencialmente dulce, que  termina valorando más el retorno a sus costumbres y a su pueblo, que la revancha social. Para él, es más valioso el retorno, para reinsertarse en el pueblo y cambiarlo, que la  venganza.
García: ¿Qué representa ser mujer y escritora en Bolivia en este momento?
Vallejo: Representa un indiscutible sitio. Los escritores varones --con excepciones-- nos aceptan y valoran. Uno que pertenece a las excepciones, dijo en un almuerzo público “Por higiene mental no leo libros escritos por mujeres” y claro, se desgastó solo.
García: ¿Qué representa el espacio verde (el jardín, las plantas, la selva)  para ti? ¿Está presente  en tu obra?
Vallejo: Tengo un jardín y plantas de interior. Soy yo quien cuida las plantas de la casa. Mi ciudad es llamada la “ciudad jardín” de Bolivia, tiene hermosos jardines. Sin embargo nunca he incluido pasajes referentes al tema en mis novelas, ni en mis cuentos. La selva boliviana es fabulosa. Pero no he estado en contacto con ella más que una vez. La sentí peligrosa, con una energía capaz de tragarse a los hombres. Es todavía virgen. Conozco su valor y significación para la humanidad, como pulmón. Creo que sólo en Encuentra tu ángel y tu demonio, está presente un espacio verde, la Laguna Cuéllar, que fue desecada en verdad por un alcalde que prefirió convertirla en canchas de fútbol. Ese lugar muy hermoso está descrito como lo recuerdo, como lo conocí en la infancia y la juventud. Un intento de recuperarla.
García: ¿Qué simbolizan  para ti los libros y el espacio físico de la biblioteca. ¿Aparecen en tu obra?
Vallejo: Los libros son algo fundamental como mi piel, mi respiración. Toda mi vida ha transcurrido entre libros y bibliotecas. No entiendo la vida sin libros. Gracias a ellos  he viajado mucho, he sentido el cariño de la gente, he crecido emocionalmente y he aprendido mucho. Escribo muchos prólogos a libros de los amigos y amigas. Escribo sobre libros. Hoy tengo a mi cargo un proyecto de la única biblioteca infantil de mi país, la Biblioteca Thuuruchapitas. En mi casa tengo dos ambientes con libros para mí. Y luego hay libros en mi dormitorio, la sala de la TV, hasta en el baño. Paso mucho tiempo en mi biblioteca personal. Tampoco puedo pensar una casa sin biblioteca. Están presentes en obras mías, como: Manual del Promotor de Lectura, Leer: un placer escondido, Lectura Silenciosa Sostenida, Papeles de Viaje, que son ensayos destinados a la reflexión e información y memorias de viaje.
García: ¿En qué proyectos estás trabajando?
Vallejo: Tengo un  hermoso proyecto. En Bolivia no existen bibliotecas para niños. Ni siquiera en las bibliotecas públicas un estante con libros para niños, menos programas de animación a la lectura para niños, con excepción de la del Centro Patiño. Entonces, hace años que dirijo la única biblioteca infantil de mi país, Tuuruchapitas. Quiero que los niños ejerzan el derecho a leer hermosos libros y el derecho de a ingresar en el territorio de la fantasía y de las ideas. Simultáneamente escribo y viajo mucho. Tengo una nueva novela con Werner Guttentag, mi editor. Se la he entregado el año pasado, pero está reticente porque algunas de mis novelas han sido “pirateadas” y las venden los vendedores ambulantes a precios de regalo. El impune juego de los traficantes de libros.
García: ¿Qué recomendarías a los escritores nuevos que están emergiendo?
Vallejo: Leer  mucho. Vivir con los ojos abiertos al mundo. Oír tus propias voces. Escribir mucho. Pensar y escribir más, todavía.

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